La princesa de Anglona y su hijo Tirso (Miniatura de Luis de la Cruz; h. 1824).
Los lectores habituales de esta serie recordarán que en el número anterior
habíamos empezado a tratar de los hechos más importantes de la vida de Anglona
durante el “Sexenio Absolutista”. Ya habíamos hablado de la escasez de datos
que existen de esta época, y no sólo en relación a la vida de Anglona. El país
pasó de estar regido por una Constitución que respetaba las libertades
individuales —existía incluso la libertad de imprenta—, a malvivir bajo el peso
de una monarquía ultraconservadora que, desde mayo de 1814, se encargó de
eliminar sistemáticamente toda disposición que no se adecuara a la situación
existente con anterioridad a la invasión francesa. Una de las primeras víctimas
de la vuelta del rey Fernando fue la libertad de expresión y por lo tanto de
imprenta, razón principal de la falta de datos sobre esta época. Si uno se
acerca a la abundante documentación que existe sobre la vida de la ciudad de
Cádiz durante la Guerra
de la Independencia ,
hoy día accesible a cualquiera gracias a Internet, se encuentra con una
sociedad en la que se escribía sobre cualquier tema con absoluta libertad y
donde, de manera civilizada, se aclaraban las diferencias en lo que se llamó la
“guerra de la pluma”. Nos referimos a Cádiz porque, como saben, fue la única
porción del territorio peninsular de soberanía española que no pudo ser invadida
por las tropas napoleónicas. Como ya dijimos, en esa ciudad contrajo matrimonio
Anglona y también allí, había nacido su primogénito, Pedro de Alcántara Téllez
Girón y Fernández de Santillán, XIII duque de Osuna a la muerte de su primo
Mariano.
Su segundo hijo fue Manuel, nacido en fecha que aún no hemos podido
determinar, y el tercero, Tirso María. Según Gutiérrez Núñez, a quien debemos
mucha de la información que contienen los artículos de esta serie, vino el
mundo en abril de 1817 y fue bautizado en la parroquia madrileña de la Almudena. Con la
edad adecuada, contraerá matrimonio con Bernardina Fernández de Velasco, dos años mayor que él e hija de
Bernardino Fernández de Velasco y Benavides (duque de Frías y de Uceda) y de María
de la Piedad Roca
de Togores y Valcárcel. Como vemos, y era de esperar según la política
matrimonial de las familias pertenecientes a la realeza o a la alta nobleza,
los matrimonios eran pactados y, muy a menudo, entre parientes cercanos. Gracias
a este matrimonio, este hijo de Anglona fue titular del ducado de Uceda y de
los marquesados de Belmonte y Jarandilla. Por consiguiente, en el caso de Tirso
María, como en el de sus tías, las hermanas de Anglona, hemos de tener en
cuenta que será mencionado en la documentación histórica con un título que
puede parecer extraño a la casa
de Osuna pero no lo es desde el momento que su titular, aunque sea consorte, es
un Téllez-Girón. Siempre que leyendo un libro o un periódico del siglo XIX,
abundantes desde el fallecimiento de Fernando VII (1833), encontremos mencionado
un titular de las casas de Uceda, Abrantes, Santa Cruz o Camarasa, estaremos
leyendo noticias de la vida de un Téllez-Girón o, si la mención es muy
temprana, de uno de sus futuros suegros.
En
el libro de Joaquín Ezquerra del Bayo Retratos
de la familia Téllez Girón. Novenos duques de Osuna (Madrid, 1934),
exactamente en su lámina LII, podemos contemplar la reproducción de un retrato
de Tirso María acompañando a su madre, el mismo que ilustra este artículo. Se
trata de una miniatura realizada por Luis de la Cruz hacia 1824 titulada “Dª María del Rosario Fernández
de Santillán, Princesa de Anglona, con su hijo Tirso.” El autor, nacido en el
Puerto de la Cruz (Tenerife) en 1776 y fallecido en Antequera (Málaga) en 1853,
fue considerado el mejor miniaturista español de su época aunque llevó una vida muy azarosa y nunca vio su talento justamente recompensado. Entre otras obras suyas, se conservan
retratos de Fernando VII, de Isabel II y del infante Carlos María Isidro, el pretendiente.
(Continuará).
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