lunes, 9 de enero de 2017

Nuevos datos sobre la historia del tren en Osuna


Como recordará el lector, el pasado mes de noviembre publicamos un texto de la serie dedicada al príncipe de Anglona, el número cuarenta, cuyo contenido principal consistía en el pliego de condiciones bajo las cuales se había autorizado a la compañía representada por Emilio l’Isle de Sales, “vecino de Paris”, a construir un “camino de hierro desde Sevilla a Osuna”. La concesión llevaba fecha de 22 de marzo de 1846. En los primeros artículos de dicha concesión se especificaban unas cantidades, no pequeñas, que debían pagarse al Estado en unos plazos de tiempo muy limitados. Las arcas públicas debían recibir 600.000 reales antes de sesenta días a contar desde la fecha mencionada, “con aplicación a las carreteras generales de España” (art. 2º), y 4.800.000 de reales antes de año y medio (art. 1º). Como vemos, el industrial que en aquella época se atrevía a intentar contribuir a la riqueza nacional con su esfuerzo y trabajo recibía aún menos apoyos de los que recibe hoy día. España, su clase dirigente, vivía bien entregada a una siesta de siglos y no quería que la industrialización, ni ninguna monserga similar, viviera a alterar su economía, basada en el cobro de rentas agrarias. Generalidades históricas aparte, el caso era que emprendedores como este señor francés se veían obligados a conseguir una suma casi inalcanzable en un espacio de tiempo muy breve. Gracias a la aportación de mi colega Javier de Soto, gran amante y defensor del patrimonio histórico-documental, he obtenido una prueba del expediente al que monsieur De l’Isle de Sales recurrió para lograr esa financiación: la suscripción de acciones. Se trata de un folleto de cuatro páginas tamaño holandesa impreso en Osuna, en la “Imp. y obrador de D. F. Moreti”. En él, De L’Isle y Francisco Albert, un socio, se extienden sobre las bondades económicas del proyecto, que basa su rentabilidad en el trasporte de mercancías. El folleto iba destinado a captar accionistas entre los ursaonenses y los habitantes de poblaciones cercanas más adinerados, precisamente los privilegiados por el sistema que la industrialización y la revolución de las comunicaciones venían a alterar; de ahí el poco éxito de la oferta. También habría que tener en cuenta la desconfianza que la oferta de un producto desconocido podría despertar entre los posibles inversores, aún más conservadores de lo habitual si se encontraban en zonas rurales del sur de España.
El documento, como se verá, aporta una preciosa información sobre la economía de la comarca, y aun de las provincias limítrofes. He respetado su ortografía, a veces chocante, y las denominaciones históricas de localidades, como “Puente de D. Gonzalo” por Puente Genil. Algunos términos necesitados de aclaración llevan una nota al pie. Les dejo ya con él.





“CAMINO DE HIERRO
DE
OSUNA A SEVILLA
CAPITAL: Rs. Vn.[1] 48.000,000.
Núm. de acciones: 24,000 de rs. de vn. 2,000
PRIMER PAGO: RS. VN. 200, QUE NO SE EXIGIRÁN ANTES DE CON-
CLUIDOS LOS PLANOS DE LA OBRA


Notoria es la falta de comunicaciones interiores en España, y cuán difíciles y costosas son las existentes, ora por no haberse construido caminos, ora porque la falta de arrecifes hace más costosos los transportes. Ya es sabido que abrir comunicaciones en España, ó mejorar las que existen, son los únicos medios de dar impulso á la prosperidad del país, que permanecerá en un estado relativo de inferioridad en cuanto á su riqueza, de los demás de Europa, mientras no se realice tan grande objeto. También es sabido que no hay medios de comunicaciones preferibles a los ferros-carriles, y que estos son tanto más fáciles de construir, cuanto que la línea que han de atravesar es en un país[2] llano, y tanto más productivo á la Compañía que lo emprenda, cuanto sea más fértil el territorio por donde pasen.
            Todas estas condiciones las reunirá un ferro carril desde Osuna á Sevilla, pasando por Marchena, Paradas, Arahal y Utrera, además de la de la corta distancia, reuniendo todas ellas la gran ventaja de hacer menos costoso ese camino que cualquier otro que se proyecte en España. Estas poderosas consideraciones han movido á los promovedores de la Compañía para solicitar la concesión de un camino de hierro de Osuna á Sevilla, y acaso no les hubieran bastado si los pueblos del tránsito no hubiesen dirigido ardientes solicitudes para que faciliten las comunicaciones entre ambos puntos. Esta empresa es de un inmenso interés para un país[3] cuyo principal producto consiste en las cosechas de cereales, que no podrán concurrir con las de Odessa en los mercados de Europa mientras no se reduzca considerablemente el precio de los transportes hasta su embarque. Es también muy lucrativa para los capitalistas, así por las importantes consideraciones que ya hemos expuesto, como por las ventajosas condiciones de la concesión.
            Deseando los promovedores de la empresa no ser tachados con la más mínima sospecha de que los anime el espíritu de agiotaje[4], que por desgracia ha precedido en España á iguales proyectos, han resuelto no exigir la décima parte del capital hasta que concluidos los planos de la obra, y calculados con la exactitud posible sus gastos, puedan ofrecer a los accionistas una demostración clara de la relación de los gastos y productos, de los cuales, como verán, resultan utilidades[5] mayores que las de otro camino de hierro emprendido en Europa. Este es el primer ejemplo ofrecido en España de verdad y sinceridad en las concesiones que se han impetrado y obtenido, y que por falta de ellas mucho tememos que se desacrediten dentro y fuera del reino todos los proyectos de ferro carriles. A la verdad no puede concebirse cómo el gobierno haya podido otorgar esas concesiones, y cómo hayan podido estas hallar suscritores que realicen su obligación sin esos estudios preliminares, pues hasta ahora sólo se han presentado conjeturas más ó menos fundadas sobre los productos de las empresas proyectadas. No se ha procedido así en Francia ni Inglaterra, donde siempre han procedido a las concesiones largos y prolijos estudios de las líneas proyectadas. Sin mas advertencias pasamos á exponer las condiciones de la concesión y el cálculo de gastos y productos.


Condiciones de la concesión
1.ª La propiedad de la línea por 99 años.
2.ª La conservación de las tarifas primitivas durante 40 años, sin ninguna modificación de parte del gobierno.
3.ª La concesión gratuita de todos los terrenos necesarios para el establecimiento del camino, siempre que sean correspondientes a bienes de la nación, ó de los llamados valdíos, realengos, mostrencos, comunales de dueños desconocidos[6] ó de cualquier de que pudiese disponer el gobierno.
4.ª Aprovechamiento de las maderas de los montes del Estado que fuesen necesarias para las obras del ferro carril y sus dependencias.
5.ª Facultades de introducir desde el extranjero libre de todo derecho durante diez años las primeras materias[7], los objetos fabricados, utensilios, materiales, máquinas y demás que sea necesario para la construcción y explotación del camino de hierro.
6.ª Exención de toda contribución, subsidio, gabela ó tributo ordinario ó extraordinario á favor del camino y todas sus dependencias, y á favor de los capitales que emplea la Compañía en la construcción y explotación del camino, como de las utilidades que este produzca.
7.ª Facultad de espropiación por causa de utilidad pública de los terrenos necesarios para el camino.
8.ª Diez y ocho meses para depositar el 10 por 100 en efectivo de las acciones.


Cálculos de gastos y productos del camino
            Según los datos que ofrecen los estudios practicados hasta ahora por el Ingeniero de la empresa, se ha calculado como suficiente un capital de 48 millones de rs., divididos en 24,000 acciones de rs. vn. 2,000.
            El costo de las excavaciones, terraplenes y obras de mampostería no llegará á 20 millones de rs.: quedarán pues 28 millones de rs., que son más que suficientes para cubrir el resto los demás gastos.
            Además de los productos de los partidos de Utrera, Marchena y Osuna, cuyo tránsito se hará por el camino de Osuna a Sevilla, se puede contar que la mayor parte de los productos de los partidos de Moron, Olvera, Ronda, Estepa, Ecija et. et., seguirán la misma dirección.
            Según los datos suministrados por los alcaldes de esos pueblos se sabe que las exportaciones de los principales de ellos son como sigue:

Pueblos
Población
Fanegas de granos
Precio del transporte por fanega.
Rs. vn.
Total de los transportes.
Rs. vn.
Arrobas de líquido.
Precio del transporte.
Rs. vn.
Total de los transportes.
Rs. vn.
Osuna (Corrales, Jara, Saucejo, Rubio y Lantejuela)





17,000





325,000





á 6





1.950,000





50,000





á 3





150,000
Marchena
10,000
142,800
á 4
571,200
35,000
á 2
70,000
Arahal
8,000
100,000
á 4
400,000
30,000
á 2
60,000
Ecija
28,000
363,500
á 4
1.474,000
133,000
á 2
266,000
Estepa (Aguadulce, Jilena y Pedrera)



8,000



100,000



á 6



600,000



103,560



á 3



310,680
Puebla de Cazalla

6,000

42,000

á 6

252,000

15,000

á 3

45,000
Paradas, Utrera, Moron, et.


24,000
              

     300,000


á 4


1.200,000


150,000


á 2


300,000
Herrera, Aguilar, Montilla, Puente de D. Gonzalo, Fernan Nuñez,
La Rambla, Santaella, Campillos, Cañete, Pruna, Teba, et.












45,000












400,000












á 6












2.400,000












200,000












á 3












600,000
[Totales]
146,000
1.778,300

8.847,200
716,560

1.801,680

            Siendo el total de las fanegas de 1.778,300, y el costo de transporte de las mismas de 8.847,200 rs. vn., el precio medio de transporte de una fanega es de 5 rs. Igualmente siendo el total de las arrobas de 716,560, y el costo de su transporte de 1.801,680 rs. vn., el precio medio del transporte de una arroba es de 2 y medio rs.
            Se han omitido los transportes de todos los otros productos de esos pueblos y los de otros partidos, como los de Cordoba, Fuentes, Antequera, Olvera, Ronda, Lucena, Rute, et. et. que se traerán á Osuna luego que esté concluido el camino de hierro.
            Por este motivo, y por el de haberse siempre duplicado los productos por el establecimiento de caminos de hierro, podríamos triplicar esas exportaciones, pero nos contentaremos con duplicarlas.
            Tendremos pues un total de 3.556,600 fanegas y de 1.433,120 arrobas.
            Como hemos dicho, los transportes, que son actualmente tan lentos y tan difíciles, cuestan término medio 5 rs. por fanega de grano, y 2 y medio rs. por arroba de líquido, y reducidos á 3 rs. por fanega, y á 1 y medio por arroba por el ferro carril, resultará un total de 12.819,480 rs. vn. Los gastos calculados en un 40 por ciento, siendo de 5.127,792 rs., quedarán líquidos 7.691,688 rs. Ascendiendo el capital empleado á 48 millones de rs. las utilidades serian de más de 16 por ciento del capital (1), sin contar el transporte de los viajeros, de los productos manufacturados, del ganado (2), et., et., como tampoco todos los transportes de Sevilla á cada uno de los puntos del camino. Se puede pues contar sin exageración con un 20 por ciento.
            Es indudable que así que este en actividad el camino de hierro se establecerán fábricas y se explotarán minas en las cercanías de dicho camino, lo cual aumentará los ingresos.
            Este camino presenta dos condiciones muy favorables que se hallan rara vez reunidas:
1.ª economía en su construcción; 2.ª productos abundantes que transportar.
No se debe pues estrañar que sus utilidades deban ser tan crecidas, pues aun en la suposición de que los productos de este pais no fuesen mayores que los de otros (y ya se sabe cuan abundantes son), la circunstancia de gastar solamente en la construcción la mitad de lo que se gastaría en otra parte menos favorecida, por ser este camino llano en toda su extensión, basta para asegurar utilidades dobles de las que obtendrían en otra empresa en que, las exportaciones aun siendo las mismas, se hubiese empleado un capital doble para oradar montañas ó construir puentes sobre rios importantes.


Condiciones de las suscripciones
            El pago de las acciones se verificará por décimas partes, ó á razon de 200 rs. vn. cada una, según lo exija en su progreso la construcción del camino.
            Se anunciarán sucesivamente con un mes de antelación: ya se ha dicho que la primera anticipación de 200 rs. por cada acción no se exigirá hasta que concluidos los planos de la obra se vayan a empezar los trabajos del camino.
            Constituida la Sociedad se reunirá la junta general de Socios para nombrar los vocales de la junta de Gobierno. Los Socios que se interesen por 200 acciones ó más serán fundadores de la empresa, y tendrán una parte proporcional al núm. de sus acciones en una vigésima parte de las utilidades del camino.
            Esperamos pues [que] las personas ilustradas se apresurarán á suscribirse á una empresa que ademas de ser muy útil al pais, no lo será menos a los accionistas.

            Las acciones se pedirán segun [sic] la fórmula adjunta, dirijiéndose [sic] á D. Francisco Albert, Banquero, calle del Carmen 47, Madrid, ó á D. Emilio de L’Isle de Sales[8], en Madrid, calle del Colmillo, número 9, esquina á la de Hortaleza, cuarto bajo de la derecha.


—:—:—::—:—:—
(1) Es de reparar que se calculan los gastos en 40 por 100, pero que en realidad no excederán de 30 por 100 [dadas] las circunstancias favorables que presenta el camino. En esta suposicion quedarian 70 por ciento liquidos, ó sean rs. vn. 8.973,636 y cerca del 19 por capital empleado.
(2) En este camino hay anualmente un tránsito de millares de cabezas de ganados.

—:—:—
Osuna Imp. y obrador de D. F. Moreti[9].”







[1] Reales de vellón.

[2] Terreno, territorio.

[3] Comarca.

[4] En general, cualquier tipo de arquitectura financiera encaminada a engañar al inversor.

[5] Rentabilidades.

[6] La frase “comunales de dueños desconocidos” da idea del punto de desorganización al que había llegado el sistema de propiedad de la tierra tras las sucesivas desamortizaciones, tanto eclesiásticas como civiles.

[7] Materias primas.

[8] Mi intento de lograr más información sobre “D. Emilio de L’Isle de Sales” y su socio ha sido muy poco fructífero. De Francisco Albert no he hallado absolutamente nada (por ahora). A “D. Emilio” puede emparentársele con Jean-Baptiste-Claude Delisle de Sales, escritor francés fallecido en 1816. Es conocido por su fecundidad y la falta de rigor de algunos de sus escritos históricos y filosóficos. Conoció la cárcel en la Francia prerrevolucionaria, de donde salió con ayuda de Voltaire. Según alguna fuente (Gallardo y Blanco), estuvo casado con María Asunción Badía, hija del célebre Domingo Badía, el aventurero y arabista conocido como Alí Bey. “D. Emilio” podía ser un hijo de esta señora.  

[9] Agradecería cualquier comentario o información sobre este impresor por parte de lectores mejor informados. Con una simple búsqueda en Internet he podido determinar la existencia por los mismos años en Ronda de un autor-impresor llamado Juan José Moreti, posiblemente familiar directo suyo. En 1857 tenía su Imprenta en el número 20 de la calle de los Remedios. No he localizado ninguna información sobre el Moreti afincado en la localidad ursaonense. 

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