Hay
caminos
áridos,
vacíos, desolados,
junto a
los que la hierba no crece
y el
pájaro, emigrado,
no
revuela ni gorjea
sobre
los chopos dorados,
caminos
en los que el viajero
se
siente más olvidado,
se
siente más extranjero,
se
siente más solitario.
Hay
caminos
húmedos,
alegres, sombreados,
junto a
los que corre un río
y el
pastor, junto al ganado,
interpreta
aires de fiesta
con su
flauta y su cayado,
caminos
en los que el viajero
se
siente como abrazado,
se
siente más verdadero,
se
siente más solidario.
Hay
caminos
... ¡hay
tantos caminos
como
gente caminando!
No hay comentarios:
Publicar un comentario