Vivo
parado
en mi infancia
con
un ancla que no pesa,
hecha
de cristal y nubes,
cosida
por los riachuelos
que
entonan canciones blancas.
Azules
de plata y luz
colorean
las vivencias
de
una época dorada,
donde
la fuente reía
y
el manantial no lloraba,
donde
el río atravesaba
praderas
llenas de flores
y
de mañanitas blancas.
Globos
azules de tiempo,
caballitos
trotadores
y
los besos de mi madre
surcaban
un Mar de abrazos,
de
ilusiones y colores.
Lápices,
papeles, luz
y
un suelo donde apoyarme:
yo
era el más feliz del mundo,
la
cara y las manos sucias,
las
rodillas desolladas,
corriendo
tras mariposas
vestidas
de nubes blancas.
Las
rodillas de mi abuelo,
llenas
de cuentos y andanzas;
sus
dos manos de arte y sueños
rodean
siempre mi alma.
¿Mi
infancia? Mi infancia
es
un barco velero
que
cabalga olitas blancas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario