BULGÁKOV,
Mijaíl, El maestro y Margarita, Editorial
Nevsky Prospects, 2015 (3ª ed.); 528 páginas. Traducción de Marta Rebón.
Prólogo de Ricardo San Vicente.
Cuidada edición en tapa dura de la
obra más conocida de Bulgákov (1891-1940), en este caso publicada por una
editorial especializada en literatura rusa. La traducción corresponde a la versión final del manuscrito, reconstruida por Marietta Chudakova, fusionada por Lidia Yanóvskaia con las versiones anteriormente conocidas y, por fin, editada en 1990. Según estas consideraciones, la
traducción de Amaya Lacasa publicada en 1968, correspondiente a la versión publicada
entre 1966 y 1967 en la revista Moskvá, que había sufrido considerables mutilaciones por la censura de la época, habría quedado obsoleta.
Primeras páginas de la edición de 1966
Todo ha sido excesivo en esta novela desde el principio: el
autor, una persona de carácter firme, que guardó una encomiable fidelidad a sus
principios y a su obra, aunque esto supusiese la imposibilidad de verla
publicada; la forma en la que el manuscrito original fue creado, destruido y
recreado varias veces por el mismo Bulgákov durante once años, hasta su muerte;
cómo fue conservado con devoción por Yelena Serguéyevna Bulgákova, su viuda, durante
más de dos décadas; y, por último, cómo fue establecido de manera canónica
treinta años después por las dos estudiosas mencionadas.
En esencia, y simplificando mucho, El maestro y margarita consiste en la narración de tres días de la
vida de varias personas pertenecientes a la intelectualidad moscovita de comienzos
de los años 30. El relato comienza con la llegada a la ciudad de un curioso personaje —culto, políglota, extravagante y cortés— que
muestra desde el primer capítulo la posesión de poderes sobrenaturales. Se
trata de Satanás. Este señor, llamado Woland, ayudado por una serie de individuos
que el narrador, omnisciente clásico, irá presentando poco a poco --todos igual
de excéntricos y superdotados--, va a subvertir la vida de la ciudad y a
contribuir a la felicidad de una pareja de enamorados, nunca lograda debido a
los convencionalismos, la represión y la censura instituidos por el nuevo
régimen. Sobre otras consideraciones, la novela es una historia de amor. Pero
también puede ser considerada una de las más poéticas y elaboradas
reivindicaciones de la libertad de expresión y de prensa, derechos que le
fueron negados a Bulgákov durante casi quince años, los últimos de su vida. La
línea narrativa tiene una gran continuidad, carece de saltos temporales, salvo
por la introducción de capítulos de la novela que el maestro ha estado
escribiendo y ha intentado publicar sin éxito, ambientada en el Jerusalén del
año 33 d. C. y que supera cualquier narración de la pasión y muerte de Cristo
que haya leído hasta ahora, ya sea novela histórica o, por supuesto, uno de los
Evangelios, canónicos o apócrifos. Bulgákov, por nacimiento, estaba destinado a
ser un gran entendido en textos sagrados y un posible recreador de ellos, pues
era “hijo de un profesor de Historia de las religiones en el seminario de Kiev
y de una madre descendiente de una larga estirpe de sacerdotes”. (Pág. 10). En
esta novela “secundaria”, el personaje de Poncio Pilato y su conciencia, sus
verdaderos protagonistas, son analizados con admirable precisión y detenimiento,
y también con evidente cariño hacia la persona que se ve obligada a permitir
una ejecución que sabe injusta. La interpolación de estos capítulos supone
también una variación estilística, algo totalmente justificado pues se suponen
obra de distinta mano al resto de la novela.
El
maestro y Margarita tiene dos partes bien diferenciadas: una primera en la
que el maestro y Margarita aparecen sólo de manera tangencial y se dedica a la
presentación de conflictos y personajes, y una segunda en la que Margarita,
personaje inspirado en Yelena Serguéyevna, la tercera esposa del escritor, ocupa casi todo el
espacio, que se torna más romántico, lírico y fantasioso. Margarita aparece
como una mujer fuerte, capaz de superar cuantas pruebas sean necesarias para
conseguir su objetivo. La trama de la primera parte tiene una gran agilidad
gracias, entre otras cosas, al cambio continuo de escenario, principalmente entre
el psiquiátrico y el Teatro “Variedades”. El esquema aproximado de esa primera
parte quedaría como sigue:
Nº de
cap.
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Lugar de la acción
|
Contenido (Notas simples
e incompletas)
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1
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Estanques del
Patriarca (Moscú)
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Presentación de
tres personajes fundamentales: Woland, el poeta Iván Nokoláievich Ponyriov (Bezdomni) y el editor y jerarca
cultural Berlioz.
|
2
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Jerusalén
|
Jesús es llevado
ante Poncio Pilato, que conversa con él y acaba mandándolo a la muerte.
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3
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Estanques del
Patriarca (Moscú)
|
Acaba con la muerte
de Berlioz, provocada por Woland.
|
4
|
Calles y pisos
comunales (Moscú)
|
Bezdomni
persigue a Woland. Presentación de dos
individuos fundamentales de su cortejo, Behemot (un enorme gato humanizado) y
Fagot Koróviev.
|
5
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Griboiédov, casa
de los intelectuales (Moscú)
|
Crítica a la buena
vida que se daban las élites intelectuales serviles. Detención de Bezdomni.
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6
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Psiquiátrico
(Moscú)
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Diagnóstico de Bezdomni.
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7
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Piso de Berlioz y
Lijodéiev (Moscú)
|
Stepan Bogdánovich
Lijodéiev es director del teatro “Variedades”. Aparece Azazzello, otro de los
componentes del cortejo de Woland.
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8
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Psiquiátrico
(Moscú)
|
Conversación entre
Bezdomni y Stravinski, director del
centro. Este le pide que redacte un texto en que relate lo que ha vivido en
las últimas horas.
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9
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Piso de Berlioz y
Lijodéiev (Moscú)
|
Woland ya tiene
vivienda en Moscú.
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10
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Teatro
“Variedades” (Moscú)
|
Presentación de
Rimski, director financiero del teatro “Variedades”, y Varenuja,
administrador del teatro. Capítulo muy cómico.
|
11
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Psiquiátrico
(Moscú)
|
Bezdomni
trabaja en la redacción de los hechos que lo han llevado hasta allí. Justo al
final, alguien aparece en la ventana.
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12
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Teatro
“Variedades” (Moscú)
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Trucos de magia
escenificados por Woland y sus chicos en el teatro abarrotado.
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13
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Psiquiátrico
(Moscú)
|
El aparecido
resulta ser el maestro, ingresado también en el centro, que cuenta su
historia a Bezdomni. Habla de
Margarita sin mencionar su nombre. Es la primera vez que aparecen los
miembros de la pareja.
|
14
|
Teatro
“Variedades” (Moscú)
|
Ya ha acabado la
actuación y los asistentes sufren sus efectos diabólicos.
|
15
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Psiquiátrico
(Moscú)
|
El relato se
centra en Nikanor Ivánovich, presidente de la comunidad de vecinos del piso
de Berlioz y Lijodéiev.
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16
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Jerusalén
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Ejecución de los
tres condenados.
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17
|
Teatro
“Variedades” (Moscú)
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Hay que incluir
también la Comisión de Espectáculos, otro de los centros culturales
descabezados por la acción de Woland.
|
18
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Piso de Berlioz y
Lijodéiev (Moscú)
|
Un pariente de
Berlioz llega de Kiev para hacer valer sus derechos sobre el piso, que cree
desocupado. Aparece por primera vez el nombre de la pelirroja desnuda que
trae la muerte: Hella.
|
A la vista está la movilidad del
escenario del relato, que cambia continuamente entre el piso de Berlioz y
Lijodéiev (capítulos 7, 9 y 18), el teatro “Variedades” (capítulos 10, 12, 14, y
17) y el psiquiátrico (capítulos 6, 8, 11, 13 y 15). Esta característica de la
narrativa de Mijaíl Bulgákov, el intento de simultaneidad, está muy presente
también en La guardia blanca y dota a la acción de un gran dinamismo. Algo parecido podemos decir de la
segunda parte, pero mucho más atenuado por centrarse la acción casi
exclusivamente en Margarita, que no posee la ubicuidad entre sus
extraordinarias facultades.
Bulgákov en 1937
Les confieso que cuando iba a
comenzar la lectura de la novela me encontraba un poco abrumado por las referencias que
tenía de ella, pues la sitúan entre las veinte o treinta novelas más
importantes escritas en Europa durante el siglo XX. Previamente, y como
preparación, había leído otros dos libros del autor, ambos reseñados en este
espacio, con idea de ir de menos a más, pues ya se sabe que la técnica de
escribir novelas es algo que sólo se adquiere con el paso de los años, y que
los autores suelen consagrarse a reescribir el mismo libro desde que empiezan a
rellenar papeles de manera compulsiva. Esta novela, además, posee la
característica de estar inspirada por un fuerte sentimiento de revancha hacia
los funcionarios y los gobernantes de la extinta URSS que le hicieron la vida
imposible al autor, estado de ánimo que el joven Bulgákov escritor de La guardia blanca aún no poseía. Aunque
ya hay bastante escrito, y disponible en Internet, sobre estos aspectos de El maestro y margarita, obra, como
supondrán, objeto de muchas reseñas y comentarios, creo conveniente, para que no caiga en
el olvido, copiar aquí uno de los pasajes críticos con el
régimen que me ha parecido más jugoso. Constituye una pequeña muestra del uso magistral que Bulgákov hace del diálogo y de la fina ironía de su humor. Les dejo con él.
Koróviev y Behemot, que vienen de incendiar una especie de
tienda gourmet donde sólo se puede pagar
con oro, joyas o divisas —vedada por tanto a la inmensa mayoría de la población—,
llegan a Griboiévov, la “casa de los escritores”, en realidad un club privado
en el que los jerarcas culturales y sus acompañantes tienen a su disposición un
espléndido restaurante.
“—¡Bah! ¡Pero si ésta es la casa de los escritores! ¿Sabes, Behemot? He oído decir muchas cosas buenas y elogiosas sobre esta casa. ¡Fíjate bien en ella! Es agradable pensar que debajo de este techo se ocultan y están madurando una gran cantidad de talentos.
—Como piñas en invernaderos —dijo Behemot y, para admirar mejor la casa de color crema con columnas, se subió a la base de hormigón de la verja de hierro fundido.
—Así es, exacto —aprobó Koróviev las palabras de su inseparable compañero—, y un delicioso pavor me envuelve el corazón cuando pienso que en esta casa madura el futuro autor de un Don Quijote o de un Fausto o, que el diablo me lleve, las futuras Almas muertas. ¿Eh?
—Da miedo pensarlo —confirmó Behemot.
—Sí —siguió diciendo Koróviev—, se pueden esperar frutos sorprendentes de los invernaderos de esta casa, que ha reunido bajo su techo a varios miles de ascetas decididos a dedicar su vida al servicio de Melpómene, Polimnia y Talia. ¿Te imaginas el barullo que se armará cuando alguno de ellos, para comenzar, ofrezca a los lectores El inspector o, en el peor de los casos, Eugenio Oneguin?
—Sí, es muy fácil de imaginar —confirmó una vez más Behemot.
—Así es —prosiguió Koróviev con aire preocupado—. Pero… ¡Pero digo yo, y repito el pero! ¡Esto sólo ocurrirá si a estas delicadas plantas de invernadero no las ataca algún microorganismo que les corroa las raíces, si no se pudren! ¡Pues eso pasa con las piñas! ¡Ay, ay, ay, y tanto que ocurre!”. (Págs. 451 y 452).
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