VEBLEN,
Thorstein, Teoría de la clase ociosa,
Madrid, Alianza Editorial, 2014 (2ª ed.; la 1ª ed. es de 2004); 429 págs. [The Theory oh the Leisure Class, 1899]. Prólogo
y traducción de Carlos Mellizo.
Ensayo sociológico inspirado por el
nacimiento en los Estados Unidos de la clase ociosa, fruto de la acumulación de
capital propiciada por la revolución industrial y la mano de obra esclava. Veblen (1857-1929), de padres extranjeros, noruegos —de
hecho el inglés fue su segunda lengua—, dispuso, además de una gran preparación
libresca y de una lucidez y una capacidad de análisis extraordinarias, del distanciamiento
imprescindible para observar y estudiar cualquier cosa, en este caso esa clase ociosa
naciente a la que él no pertenecía. El ensayo ha tenido un gran éxito entre los interesados en la sociología.
Y no es de extrañar: posee la gran virtud de proporcionar muchas de las claves
para entender el absurdo del ansia de tener al menos lo que tiene tu vecino, lo
que él denomina “emulación pecuniaria”. Ese gusto por presumir de lo que uno
tiene, que tanto puede llamar la atención, y que inunda las redes sociales de
viajes, regalos y otros gastos exclusivos, tiene su origen precisamente en el
nacimiento de una clase social, o un grupo humano, que puede permitirse el lujo
de vivir sin trabajar, viviendo en lo que Veblen denomina “ocio ostentoso” y
haciendo un “consumo ostensible”, presumiendo del nivel adquisitivo que se
posee. Este grupo social, poco numeroso, sirve de ejemplo a las otras capas
sociales, de manera que los demás intentan emular sus gustos, costumbres y actitudes.
De esta manera, todo se pervierte, degenera. Un objeto, una propiedad, un
inmueble, pasa a resultar más apetecible, más envidiable, por el precio que
tiene, no por sus cualidades reales. Precisamente, de ese prejuicio, de esa
perversión de las voluntades, viven lo que llamamos ‘marcas’. Una prenda de
vestir, un bolso, unas gafas de sol, un reloj, unos zapatos pasan a considerarse mejores porque
son más caros, porque los integrantes de esa clase ociosa adinerada y
derrochadora se pueden permitir su adquisición, naciendo de manera automática,
y gracias a ese intento de emulación, fenómenos como las falsificaciones, todos
esos objetos que venden en los paseos marítimos y en las calles peatonales de
las grandes ciudades del sur de Europa inmigrantes sin recursos, prestos a salir corriendo
en cualquier momento para que no los detengan y los expulsen del país. Esta es
una de las muchísimas derivadas que se desprenden de la lectura del ensayo: esas
personas necesitadas pueden sobrevivir gracias al intento de “emulación
pecuniaria” definido por Veblen.
Thorstein Veblen
La clase ociosa, en la cual se
mantienen los ideales más conservadores, aparece descrita como dirigida por
hombres, los cuales poseen una serie de servidores, entre los cuales se encuentran
las mujeres —“la forma más antigua de propiedad” (pág. 55)— y los empleados de
más categoría, que viven lo que Veblen denomina “ocio vicario”, un no hacer
nada, al menos ningún trabajo mecánico, que a menudo se manifiesta en el
vestuario. El amo, el jefe, viste a estas personas de maneras llamativas,
ostentosas y obstaculizadoras de cualquier trabajo físico; de ahí los corsés, los
zapatos de tacón, las joyas y los abrigos de pieles en las mujeres y las
libreas y los guantes de un blanco impoluto de los sirvientes. Esos miembros
de la clase ociosa siempre van a vestir de manera que de su indumentaria no se
pueda suponer en ningún momento el ejercicio de un trabajo manual, lo cual
resultaría empobrecedor, degradante para su amo. Veblen lleva a la sociedad industrial actualizados
conceptos ya existentes en la vieja Europa desde antiguo, como la división
entre artes mecánicas y liberales.
Para explicar el nacimiento de esta
clase ociosa, el autor recurre a conceptos del estudio de la vida salvaje. Son
las personas que tienen más acentuados los rasgos de los depredadores —astucia,
reflejos, fortaleza física, egoísmo, instinto de supervivencia— los que
consiguen los triunfos. En estados más primitivos de la evolución social, esos
miembros, siempre masculinos, que descollaban, lo hacían gracias a la
realización de proezas basadas en el destreza, la habilidad y la fuerza
físicas, tales como la caza o la guerra. De ahí surgían los caudillos y los señoríos,
donde la población trabajaba para ese hombre triunfador, pasando él a formar
parte de esa clase ociosa. En la actualidad, ese instinto de depredación lleva
a esas personas "aventajadas", dicho sea con ironía, a valerse de la mayoría de
los mismos rasgos para lograr acumular capital, siendo las proezas actuales lo
que en España llamamos “pelotazos”. Entienda el lector que me estoy tomando
ciertas libertades en la interpretación de la obra de Veblen adecuando sus
ideas a la época actual. En cuanto a pervivencias de las antiguas proezas
basadas en las facultades físicas, Veblen menciona actividades como la caza
mayor, la práctica deportiva y la institución del duelo, hoy en desuso,
actividades propias de miembros de la clase ociosa.
Veblen lleva la aplicación de sus
conceptos a todos los campos. Así, los sacerdotes serían miembros de la clase
ociosa, como demuestran su dedicación a trabajos no mecánicos y el uso de un vestuario
llamativo e incómodo. Su “ocio vicario” existiría gracias al dios que
representan. De las antiguas prácticas devotas, llenas de ritos litúrgicos, se extraen todos los ceremoniales de las instituciones académicas, tales como
el uso de togas, birretes, imposiciones de manos, etc., viéndolas como
prácticas arcaizantes y obstaculizadoras del progreso. Ni que decir tiene que la
vida como profesor y ensayista de Veblen no fue fácil, pues contó con la
oposición de las principales universidades, dirigidas y mantenidas por miembros
de su denostada clase ociosa.
Las conclusiones que se infieren de la lectura de este libro ayudan, no cabe duda, a ser más libres, a poder prescindir de
la "emulación pecuniaria", uno de los mecanismos con los que la
sociedad de consumo nos tiene atrapados. Como dijo alguien muy sabio, "no
es más rico el que más tiene sino el que menos necesita".
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