lunes, 22 de abril de 2019

La paleta



Coímbra, 2015. Foto: V. Espuny


La paleta está salpicada de explosiones de color primero independientes, luego ligadas. La familia de los rosas se deja cortejar por los salmón, los albero, los grises, los rojo teja. El blanco de los marcos de las ventanas esparce estabilidad por una composición inquieta. Líneas rectas, cubos, sugieren una agrupación de cuerpos geométricos próximos y bien avenidos. Desde una ventana, una joven de ojos brillantes mira el Mondego encantado. Y sueña. En la Quinta das Lágrimas, del otro lado del río, una sombra cruel asesina a Inés de Castro.  

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