El autor en 1923
Ernest Hemingway, En nuestro tiempo, Barcelona, Lumen, 2018. Traducción de Rolando
Costa Picazo. (In Our Time, 1925).
Volumen
de cuentos protagonizados en su mayoría por Nick Adams, al que debe
suponérsele, yo al menos lo hago, la condición del alter ego del autor. Puede que me equivoque porque no he tenido la previsión
de releer la biografía de Hemingway antes de ponerme a escribir estas líneas,
simples notas de lectura, pero muchos de los cuentos presuponen un conocimiento
experiencial de lo narrado. Recuerdo lo esencial de su biografía, que viajó
mucho por Europa, que era pescador, vivió guerras y murió suicidado, pero de su
infancia, esa etapa de la existencia humana tan definitoria de nuestros gustos
y actitudes antes la vida, no tengo ni idea. Tampoco es imprescindible tenerla
para disfrutar de la lectura, obviamente. Parece que la mejor forma de hacerlo
es no saber nada de su autor, ni preocuparse lo más mínimo por saberlo. Ser
capaz de separar totalmente al autor de la obra o, mejor aún, a la crítica de
la obra. Solo después de leerla, y si a uno le apetece, puede leer sobre ella.
Creo que es mejor así. Esta edición de En
nuestro tiempo, la primera traducción al castellano según parece, viene
acompañada por un interesantísimo prólogo de Ricardo Piglia, quizá uno de los
últimos trabajos de la vida del novelista argentino.
En nuestro tiempo está compuesto por
unos treinta relatos, la mitad de ellos de extensión apreciable —quince, veinte
páginas— y la otra mitad de extensión mínima, un par de párrafos. Los de uno y
otro tipo van intercalados. Muchos de los del tipo mínimo son impresionantes
por la capacidad que tienen de sugerir, de abrir la ventana a un mundo de
emociones y sensaciones fuertes solo durante unos segundos. Algunos de estos
relatos cortísimos, no sé si llamarlos microrrelatos, están inspirados en el
mundo de la tauromaquia. Describen momentos tanto de la corrida como de la vida
de los toreros, teniendo especial predilección por los cuadros más violentos o
sangrientos, como aquel que describe de forma fría, casi de científico, cómo se
mueve el caballo del picador después de haber sido corneado por el toro en el
abdomen, época aquella de las corridas conocida por el autor en la que los
equinos aún no llevaban peto protector. Pueden imaginar algo.
Hemingway
ambienta sus cuentos en España, en Italia, en Grecia, en medio de los bosques
norteamericanos o en una reserva india. El protagonista habitual es Nick. Nick
niño, Nick jovencito y Nick ya hecho hombre. Los relatos del libro protagonizados
por niños son especialmente interesantes como muestra de cómo ponerse en su
piel, cómo contar la historia desde su punto de vista, algo que no nos debía costar
mucho esfuerzo porque todos hemos sido niños, aunque algunos parezcan haber
nacido ya avejentados y sin imaginación. A menudo las situaciones narradas son
violentas, reflejos de mundos crueles y descarnados.
El
relato titulado El luchador comienza
de manera sumamente seductora. Lo hace, por supuesto, in media res, la forma más efectiva de hacerlo. En este caso se
trata de aquel en el que alguien del que no sabemos nada —solo que acaba de ser
expulsado de noche de un tren en marcha—, se incorpora junto a la vía y
comienza a hacer balance de daños. Otros relatos, los dos últimos, cuentan la
historia del hombre que busca la soledad de la naturaleza para curar sus
heridas anímicas. Alguno está ambientado en el mundo de los hipódromos y el
amaño de carreras. El libro ofrece una gran variedad. Pero lo mejor de todo,
como subraya Piglia, es el estilo. La concisión es su principal rasgo. Las
frases son cortas. No hay adornos, metáforas, adjetivos y otras «delicadezas».
Hemingway describe un mundo duro, cruel, con un lenguaje lo más alejado que
pueda imaginarse del amaneramiento. Es directo. A veces brutal. Pero tiene la
virtud de llegar siempre de manera rápida a la mente del lector, que no
necesita esforzarse en desenredar frases de sintaxis inextricable.
Una lectura placentera para
personas de acción obligadas a vivir de manera sedentaria, como muchos de
nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario