domingo, 21 de octubre de 2018

«El yermo de las almas. Una tertulia de antaño», de Ramón María del Valle-Inclán


Valle en su juventud (c. 1894)
 Imagen de luisantoniodevillena.es

Ramón María del Valle-Inclán, El yermo de las almas. Una tertulia de antaño, Madrid, Alianza Editorial, 1970.

         Dos textos muy breves, ambos publicados por primera vez en 1908.
        El yermo de las almas es una obra de teatro dividida en tres actos —«episodios»— y de aire melodramático. Cuenta las desgracias vividas por los integrantes de una pareja cuya relación es fruto del amor, no de un matrimonio impuesto o de cualquier otra voluntad exterior. Ella, Octavia, una jovencita, fue casada con un hombre ya en las puertas de la vejez. Él, Pedro, es un hombre soltero. La relación resulta escandalosa para la madre de Octavia y el resto de representantes de la parte represora de la sociedad, señaladamente un sacerdote jesuita. Este y la madre de Octavia aparecen como personas desalmadas, preocupadas solo por la «salvación» de Octavia. La muchacha, toda sentimientos, se ve abandonada por las personas que más debían acompañarla y a quienes más quería. La fuerza dramática de las escenas impide cerrar el libro, el lector deseoso de saber qué va a pasar con la pareja de enamorados. A destacar la belleza de las acotaciones teatrales, obras de arte en sí mismas.
         Una tertulia de antaño relata las situaciones vividas en los salones de una casa de la nobleza española, un día de visita justo en los instantes finales de la I República. Las menciones a hechos y personas reales son continuas. Destacan la habilidad que tenía Valle-Inclán para la formación de caracteres con muy pocas líneas, así como la agilidad de los diálogos. En la tertulia aparecen representadas tres generaciones. La primera de ella lo está por el marqués de Bradomín, esa creación inmortal de Valle, personaje conservador, enamorado y de refinadas maneras. Bradomín suspira por la España más tradicionalista —se declara servidor de la reina Margarita de Borbón— y por la existencia de causas patrióticas dignas de perder la vida por ellas. Las otras generaciones están representadas por personas más inexpertas pero de sangre fogosa, a las cuales Bradomín no deja de apoyar si está en su mano. En la tertulia se oyen críticas a la situación política de 1874 perfectamente aplicables a la época actual, casi ciento cincuenta años después. Resulta curiosa, y literariamente estimulante, la presencia en la tertulia del escritor Juan Valera.
         Dos textos muy breves pero repletos de frases inspiradoras y retazos líricamente tratados de la historia de España.  

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