El autor
(lalineadefuego.es)
Manuel
Vicent, Balada de Caín, Barcelona,
Destino, 1987.
No sé qué les parecerá a ustedes,
pero tengo la impresión de que antes se escribía mejor. Había otro nivel. Los
escaparates de las librerías estaban tan atiborrados de libros como los de
ahora —había más librerías, eso sí—, pero los libros que se reeditaban
profusamente eran menos comerciales. Creo. Es el caso de Balada de Caín. Había recibido el Premio Nadal el años antes, y en
diciembre de 1987 llevaba ya siete ediciones, un libro como este, rompedor,
iconoclasta y nada amable con las concepciones religiosas tradicionales.
Algunos pasajes me imagino que resultarían escandalosos para las mentes pacatas
aunque acabo de recordar que los propietarios de esas mentes no leen libros, si
acaso leen un solo libro. En 1987 existía aún en España una gran proporción de
personas que habían recibido en su infancia una educación muy religiosa, como
es mi caso, y estoy seguro de que muchos leerían la novela con regocijo y admiración a
partes iguales. Leer esta novela en 2018 también resulta una experiencia
iluminadora y, si es usted amante de la Literatura, muy grata.
Balada de Caín cuenta la vida de Caín,
Abel, Adán, Eva y otros personajes bíblicos desde el punto de vista del
primero. Este nos habla siempre en primera persona y va desgranando uno a uno
los minutos de su vida desde que nació «una noche de luna llena bajo un
sicomoro», lejos ya del Paraíso, hasta que desaparece dentro de la nave
espacial que lo lleva a Ganimedes junto a sus amigos. Porque Caín tiene amigos.
Caín es músico, toca el saxofón, y no es una persona malvada, ni rencorosa. Ama
a su hermano Abel, a veces de manera física e incestuosa, e intenta protegerlo.
Tiene celos de él por su belleza, Abel derrama atractivo sexual, pero en ningún
momento piensa en agredirlo y por supuesto no lo hace. Abel muere en un
bombardeo de la ciudad de Jaffa mientras su hermano Caín vive en Nueva York. Él
no es en absoluto responsable de la muerte del hermano.
Los atractivos de Balada de Caín, de lectura muy
recomendable para buceadores de novelas, son, en mi humilde opinión, dos principalmente:
el tratamiento del tiempo y el espacio y el lenguaje utilizado. Dentro de la
obra parece que hubiera una puerta que comunicase el tiempo del Génesis con la
edad contemporánea y el Creciente Fértil con la ciudad de Nueva York,
exactamente con Manhattan. Esa puerta está siempre abierta para el narrador
protagonista que la atraviesa cuando menos se lo espera el lector para hallarse
en una situación parecida a la vivida instantes antes a miles de kilómetros y a
varios milenios de tiempo. Recuerdo haber encontrado hallazgos parecidos en
Saramago o en Bulgákov, pero esto no quita ningún interés a esta novela, todo
lo contrario, la inserta dentro de una tradición privilegiada. De todas formas,
El Evangelio según Jesucristo de
Saramago, otro ejemplo de recreación de historias bíblicas, creo que es
posterior a 1987, no recuerdo ahora. Sí, acabo de mirarlo: es de 1991.
El otro gran atractivo de Balada de Caín es el estilo. Desde la
primera página el lector se halla inserto en un espacio lingüístico, en una
tierra, distinta que la sabe suya por haber pertenecido a sus ancestros pero
que habitualmente no se encuentra al abrir un libro. Vicent transporta al
lector a países lejanos y tiempos pasados sin necesidad de mover un dedo, sin
artefacto mecánico alguno, solo con el uso de la palabra justa del castellano,
donde habitan miles y miles de sustantivos que no solemos usar y sirven para
nombrar con exactitud objetos que fueron o son pero cuyos nombres hemos
olvidado. Una gozada. Me gusta también especialmente la construcción de la
sicología de Caín, la descripción de su mundo mental y de su conciencia,
siempre buena. Es como si Vicent le diera la vuelta a los personajes, los
cambiara de sitio, intercambiara sus actitudes, y en muchos pasajes fuera Abel
el insidioso y el aprovechado.
La novela es también un homenaje a
los músicos de Jazz que ama el autor, los cuales aparecen rodeando a Caín o
personificados en los temas que interpreta con el saxo.
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