MORAVIA,
Alberto, El conformista, Buenos Aires,
Losada, 1956 (2ª ed.; la 1ª es de 1952); 302 págs. Traducción de Alberto Luis
Bixio [Il conformista, 1951].
Otra de las novelas de Moravia que
gustará a las personas amantes del conocimiento de la historia europea del
siglo XX, en este caso de sucesos acontecidos entre los años 1920 y mediados de
la década de los cuarenta. También gustará a aquellas interesadas en los
problemas éticos, en las reflexiones que pueden (y deben) hacerse en torno a
las razones que nos llevan a actuar de una manera y no de otra. Como en otras
obras suyas, el autor estudia el comportamiento de personajes atormentados, en
el caso de Marcelo por haber sido hijo de unos padres con graves problemas
sicológicos. El protagonista, Marcelo Clerici, golpeado por experiencias
traumáticas durante la infancia, intenta por todos los medios no verse distinto
a los demás, a los que lo rodeaban en sus círculos sociales, lo cual podía ser
un peligro si pertenecías a la clase burguesa de la Italia fascista.
La novela está estructurada de la
siguiente manera:
Prólogo
(Roma, 1920. Marcelo tiene unos trece años);
[Elipsis
narrativa de diecisiete años]
Primera
Parte (Roma, 1937).
Segunda
parte (París, 1937).
[Elipsis
narrativa de unos seis años].
Epílogo (Roma, verano de 1943).
La voz narrativa es la tercera
persona y su punto de vista el de Marcelo, siempre Marcelo, al que, a pesar de
su militancia, llegamos a ver como una víctima de las atrocidades de la vida.
La protagonista femenina principal, Giulia, se nos hace simpática desde el
principio, y llegamos a quererla de verdad cuando conocemos su historia. La
novela está aderezada de insinuaciones y escenas eróticas más o menos explicitas,
algunas de ellas de índole gay y lésbico, siempre tratadas con una delicadeza y
una inteligencia que aún hoy día sorprenderán a algunos.
Ya conocen la negativa opinión que tenía Moravia de la
familia, que nunca se escoge, y también de la devoción que guardó siempre a Dostoyevski,
a quien aseguraba haber leído con once años. Esta novela, como «Los indiferentes», parece un producto
lógico de esas influencias y esas ideas.
En cuanto a la edición y la
traducción, deben ser las primeras que se hicieron en castellano. Por supuesto
se editó fuera de España.
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