OATES,
Joyce Carol, La hija del sepulturero,
Barcelona, Debolsillo, 2015; 682 págs. [The
Gravedigger’s Daugther, 2007; traducción de José Luis López Muñoz].
Vuelvo a la realidad y a la plaza
pública después de una lectura fascinante.
La
hija del sepulturero recrea la vida de un personaje de ficción pero muy
real. Este personaje, Rebecca Schwart, lucha desde que tiene uso de
razón por lograr encontrar el sitio y la dignidad que tanto su infancia como su
primera juventud le robaron. Víctima de malos tratos por parte de su padre —un alcohólico
traumatizado por la persecución nazi y la emigración a un país que no entiende—,
y también por parte del padre de su hijo, Rebecca conseguirá levantarse,
protegerse de los hombres y hacer de su hijo una persona de mérito muy reconocido.
El punto de vista narrativo predominante es el de Rebecca.
Quizá lo mejor de esta novela sea la creación de este personaje, una mujer
resultante del mundo de abusos masculinos en los que se han movido las mujeres
desde el principio de los tiempos. Rebecca es tan fuerte que sobrevive a todo y
renace para dar al mundo una lección de inteligencia, resistencia e integridad
moral.
La acción transcurre en Estados Unidos y entre los años
1936 y 1998. La cronología del relato no es lineal. Paso a copiarles el
esquemita que he confeccionado siguiendo los títulos de los capítulos:
I. EN
EL VALLE DEL CHAUTAUQUA
Prólogo (1959); págs. 11 y 12.
Chautauqua Falls, Nueva York (1959); págs. 13 a 71.
Milburn, Nueva York (1936-1959); págs. 71 a 401.
II. EN
EL MUNDO (1959-1971); págs. 401 a 611.
III. MÁS
ALLÁ (1971-1975); págs.. 611 a 653.
IV. EPÍLOGO
(1998-1999); págs.. 653 a 682.
Como puede verse, existen un salto hacia el pasado (analepsis)
y un aparente vacío (elipsis) al final, ambas secuencias, salto y vacío, con la
misma duración, veintitrés años, lo que no deja de ser curioso. El epílogo, por
cierto, está escrito en formato epistolar.
Este tratamiento del tiempo resulta muy efectivo desde el
punto de vista narrativo, sobre todo la analepsis: nos presenta de inicio a
Rebecca con veintitrés años y sometida a una gran presión, en una situación
de gran peligro, quizá una agresión inminente, y lo deja ahí para explicar, partiendo
de su nacimiento, cómo ha podido llegar esa situación. El lector, totalmente intrigado, se bebe las
páginas.
El relato de la vida de Rebecca resulta tan atractivo que, una vez superadas las décadas más desgraciadas de la vida de la
protagonista, el lector se mueve dócilmente en brazos de Oates hacia un futuro que espera
sea mucho mejor que el pasado que ha tenido de niña y de jovencita.
La novela, de lectura muy
recomendable, recrea en varios de sus personajes principales el mundo de la
música clásica y de los concertistas de piano, páginas que vienen a resarcir al
lector de las sordideces pasadas. Todos los personajes, da igual el sexo, la
edad o la extracción social, están admirablemente construidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario