HIGHSMITH,
Patricia, Sirenas en el campo de golf,
Barcelona, Anagrama, 1985 (1º ed.); 228 págs. Traducción de Jordi Beltrán. [Mermaids on the golf course, 1985].
Colección de relatos, exactamente
once, poseedores de una gran unidad. Todos están protagonizados por personas
que son y se saben solitarias, muchas de ellas además perturbadas por alguna
razón que les lleva a mantener conductas autodestructivas o agresivas en
general. La acción de la mayoría de ellos transcurre en Estados Unidos, pero
también los hay ambientados en México, Francia o el Reino Unido. Todos los
protagonistas son de clase acomodada, o al menos tienen un buen pasar. El
momento de la acción es más o menos contemporáneo a la madurez de la autora,
fallecida en 1995 a los setenta y cuatro años.
La mayoría de ellos son muy
perturbadores. Está, por ejemplo, El botón.
En él vemos la evolución de un hombre que llega asesinar a un desconocido para
no asesinar a su hijo, nacido con el síndrome de Down. El hombre considera al
niño culpable del fracaso de su matrimonio, que ha convertido a su bella e intelectualmente despierta joven mujer en una mujer mayor y descuidada que sólo
vive para cuidar al pequeño. Las reflexiones del protagonista son crueles pero
no cuesta ningún trabajo imaginar personas casadas que, una vez pasadas unas
décadas de matrimonio y comprobado cómo la paternidad les ha cambiado la vida,
hayan podido sentir algo parecido. Claro que una cosa es pensar en hacer algo
así y otra muy distinta es llevarlo a cabo.
La descripción de los hechos y las
reflexiones, a veces demoradas y frías, son realmente atractivas desde el punto
de vista artístico. He aquí un pasaje del final de uno de los relatos.
«[Eleanor] sabía de algún modo que iba a morir aquella noche. Era una sensación tranquila, destinada. Tal vez moriría, pensó, si simplemente se acostaba y se quedaba dormida. Pero deseaba asegurarse de ello, así que cogió una hoja de afeitar, de las que tienen un solo filo, del estante de las pinturas que había en el armarito de la cocina —la hoja estaba herrumbrosa y roma pero no importaba— y se abrió las muñecas en el lavabo del cuarto de baño». (Pág. 190).
Todos los relatos mantienen el mismo
tono, como de observador perfectamente imparcial y nada implicado en lo que
está viendo y narrando. Da igual que se narren atrocidades. El escritor no es
un juez, sólo un artista comprometido con su obra. A destacar también Un disparo de la nada, que posee como
tema principal el desprecio por la vida humana instalado en ciertos sectores de
la sociedad actual, cuyos miembros entienden la violencia y el asesinato como algo
cotidiano e, incluso, necesario.
Les dejo una fotografía de la autora para que entiendan lo completas que debían ser su personalidad y sus capacidades creativas.
Patricia Highsmith a los 41 años (1962).
(Procedencia de la imagen).
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