FRAU,
Juan, La imagen del médico en el arte y
la literatura, Madrid, Casimiro Libros, 2016; 171 páginas.
Libro de amena y enriquecedora
lectura. Escrito con amor hacia la figura del médico, en el trascurso de sus páginas
vemos aparecer a médicos novelistas de culto y a otros que no lo son tanto pero que han
tenido una estrecha relación con el mundo de la curación de enfermedades. Entre
los primeros Frau cita a los que ejercieron de médicos rurales al menos durante
un tiempo (Pío Baroja, Mijaíl Bulgákov, Chéjov o Felipe Trigo —todos ellos, y
otros muchos anónimos, homenajeados en la estatua al médico rural de Potes (Cantabria)—,
y entre los segundos algunos tan singulares como Eduardo López Bago, fundador
de «un subgénero narrativo que denomina novela
médico-social» (pág. 91). Frau, demostrando unos conocimientos
enciclopédicos sobre el tema, pasa revista a toda la historia de la literatura
y el arte occidentales haciendo hincapié en aquellas obras en las que aparece
reflejada la imagen del médico. Así, repasa su representación en la cerámica,
la escultura, la pintura, el grabado, la numismática y otras creaciones plásticas, y eso desde los tiempos del centauro Quirón hasta la actualidad. Pintores,
están casi todos los grandes. Resulta curiosa, y admirable, la dedicación del
autor a la búsqueda de estas referencias. Como queda demostrado en su libro, El
Bosco, Rembrandt, Goya, Sorolla, Van Gogh, Monet, Alma-Tadema, Picasso, Sargent
dedicaron obras a la figura del médico, a veces médicos anónimos pero a menudo
médicos célebres. Tal es el caso, por ejemplo, del doctor Pozzi retratado por
John Singer Sargent, médico del mismísimo Marcel Proust y personaje de gran
atractivo y seductoras maneras (págs. 163 y 164).
A mi entender, aparte de otras
muchas características que dotan a la obra de interés, su principal atractivo
reside en la constatación y la consideración del médico como científico y humanista, una
especie de profesional completo, capaz de lidiar con la enfermedad y de
acompañar a las personas en sus trances más penosos, cuando más calor y
comprensión necesitan.
Un merecido homenaje a la clase médica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario