MORAVIA,
Alberto, Relatos, 1, Madrid, Alianza
Editorial, 1971; 402 págs. Traducción de
Esther Benítez [I racconti, 1952].
Se trata del primero de los dos
volúmenes en los que Alianza publicó la obra original, compuesta por
veinticuatro relatos que aparecen ordenados cronológicamente en una secuencia
que comienza en 1927 y termina, precisamente, en 1951. Como es lógico, y aunque
el autor repasara todos los relatos antes de ser editados para intentar darles
una unidad estilística, algo que no sé si pasó, quizá no —en ese caso habrían
perdido algunas de sus señas de identidad—, se advierte una evolución en ellos,
al menos en los nueve que componen el primer volumen, objeto de estas líneas.
Puntos en común tienen muchos, sobre todo en la temática, que suele girar en
torno a un triángulo amoroso formado por un protagonista masculino poderosamente atraído por una mujer que resulta débil de carácter y presa de una situación de opresión y falta de libertad, pues ella,
normalmente muy joven, está manipulada por una persona más mayor, a menudo una
mujer. Esa temática, con apenas variantes, resulta constante en los cuatro últimos
relatos, escritos todos en 1937. Los cinco primeros resultan más variados,
aunque todos tienen en común algún personaje femenino débil que sufre abusos
por parte de hombres groseros y ruines. La posición de Moravia frente a estos
abusos resulta inequívoca. Él parece amar las mujeres libres, fuertes,
independientes, elegantes, que conducen automóviles, un poco en la línea de
aquellos famosas pinturas de Tamara de Lempicka, retratos que parece imposible no
recordar durante la lectura. Estas narraciones hablan de la precocidad y le
fertilidad literaria de Moravia (1907-1990), pues los primeros están escritos
cuando aún tenía veinte años y todos tienen una extensión muy por encima de la
que solemos atribuir a un relato, sobre todo en las últimas décadas, cuando
parecen estar de moda los textos muy breves, a veces demasiado, como si el
escritor actual no tuviera tiempo para escribir, o pensara que el lector
moderno no tiene tiempo para leer, o ambas cosas a la vez. No lo sé.
Cubierta de una edición italiana de cartas
y poesías de Moravia.
Contiene un retrato suyo muy juvenil
Basta dar un vistazo a las
biografías de Moravia para realizar una interpretación en clave autobiográfica
de los relatos, inspirados, como en el caso de los escritores de la
experiencia, vivenciales, en su propia vida. Tal es el caso del titulado “Invierno
en el sanatorio”, una narración que transcurre en un ambiente opresivo y que
narra las penurias de un preadolescente obligado a compartir habitación en un
sanatorio de montaña para tuberculosos, aislado por la nieve, con un hombre insensible que no le
perdona su pertenencia a una clase acomodada. Este quizá sea el único cuya
acción no trascurra en una ciudad, pues la mayoría de ellos transcurre en Roma.
Otro relato de los primeros años muy
destacable se titula “Crimen en el club de tenis”. En este caso aflora la
preocupación del autor por la ética de la sociedad, en especial de miembros
mimados de la alta sociedad, insensibles, malcriados, que no dudan en hacer más
infeliz la vida de las infelices mujeres, como si ellas no tuviesen bastante
con lo que ya tienen. Escrito hace casi un siglo, sigue teniendo una atractiva
actualidad, pues a veces parece que no se ha avanzado nada en la consideración
de la mujer.
En cuanto a técnicas narrativas, el narrador es siempre
omnisciente en tercera persona, y el tratamiento del tiempo en todos los
relatos es lineal. Los finales son siempre abiertos, y conforme pasan los años
se vuelven más atractivos. A destacar el final de “El embrollo”.
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