jueves, 13 de octubre de 2016

"Relatos, 1", de Alberto Moravia






MORAVIA, Alberto, Relatos, 1, Madrid, Alianza Editorial, 1971; 402 págs. Traducción  de Esther Benítez [I racconti, 1952].

            Se trata del primero de los dos volúmenes en los que Alianza publicó la obra original, compuesta por veinticuatro relatos que aparecen ordenados cronológicamente en una secuencia que comienza en 1927 y termina, precisamente, en 1951. Como es lógico, y aunque el autor repasara todos los relatos antes de ser editados para intentar darles una unidad estilística, algo que no sé si pasó, quizá no —en ese caso habrían perdido algunas de sus señas de identidad—, se advierte una evolución en ellos, al menos en los nueve que componen el primer volumen, objeto de estas líneas. Puntos en común tienen muchos, sobre todo en la temática, que suele girar en torno a un triángulo amoroso formado por un protagonista masculino poderosamente atraído por una mujer que resulta débil de carácter y presa de una situación de opresión y falta de libertad, pues ella, normalmente muy joven, está manipulada por una persona más mayor, a menudo una mujer. Esa temática, con apenas variantes, resulta constante en los cuatro últimos relatos, escritos todos en 1937. Los cinco primeros resultan más variados, aunque todos tienen en común algún personaje femenino débil que sufre abusos por parte de hombres groseros y ruines. La posición de Moravia frente a estos abusos resulta inequívoca. Él parece amar las mujeres libres, fuertes, independientes, elegantes, que conducen automóviles, un poco en la línea de aquellos famosas pinturas de Tamara de Lempicka, retratos que parece imposible no recordar durante la lectura. Estas narraciones hablan de la precocidad y le fertilidad literaria de Moravia (1907-1990), pues los primeros están escritos cuando aún tenía veinte años y todos tienen una extensión muy por encima de la que solemos atribuir a un relato, sobre todo en las últimas décadas, cuando parecen estar de moda los textos muy breves, a veces demasiado, como si el escritor actual no tuviera tiempo para escribir, o pensara que el lector moderno no tiene tiempo para leer, o ambas cosas a la vez. No lo sé.


Cubierta de una edición italiana de cartas 
y poesías de Moravia. 
Contiene un retrato suyo muy juvenil


            Basta dar un vistazo a las biografías de Moravia para realizar una interpretación en clave autobiográfica de los relatos, inspirados, como en el caso de los escritores de la experiencia, vivenciales, en su propia vida. Tal es el caso del titulado “Invierno en el sanatorio”, una narración que transcurre en un ambiente opresivo y que narra las penurias de un preadolescente obligado a compartir habitación en un sanatorio de montaña para tuberculosos, aislado por la nieve, con un hombre insensible que no le perdona su pertenencia a una clase acomodada. Este quizá sea el único cuya acción no trascurra en una ciudad, pues la mayoría de ellos transcurre en Roma.
            Otro relato de los primeros años muy destacable se titula “Crimen en el club de tenis”. En este caso aflora la preocupación del autor por la ética de la sociedad, en especial de miembros mimados de la alta sociedad, insensibles, malcriados, que no dudan en hacer más infeliz la vida de las infelices mujeres, como si ellas no tuviesen bastante con lo que ya tienen. Escrito hace casi un siglo, sigue teniendo una atractiva actualidad, pues a veces parece que no se ha avanzado nada en la consideración de la mujer.
En cuanto a técnicas narrativas, el narrador es siempre omnisciente en tercera persona, y el tratamiento del tiempo en todos los relatos es lineal. Los finales son siempre abiertos, y conforme pasan los años se vuelven más atractivos. A destacar el final de “El embrollo”.

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