domingo, 11 de marzo de 2018

«Los mejores relatos de Roald Dahl»






DAHL, Roald, Los mejores relatos de Roald Dahl, Madrid, Santillana, 2008. [The Great Automatic Grammatizator and other stories, 1996]. No se mencionan los traductores.

            Selección de relatos del Roald Dahl (1916-1990) realizada por alguien ajeno a él o, al menos, editada de manera póstuma. No sabemos si el autor consideraría estos sus mejores relatos. Se trata de trece narraciones pertenecientes a cuatro libros distintos. «Katina» es la más antigua de ellas. Pertenece a su libro Over to You: Ten Stories of Flyers and Flying (1946), escrito al calor de la intervención activa de Dahl en combates de la Segunda Guerra Mundial; la acción transcurre en Grecia. El resto de narraciones pertenecen a Someone Like You (1953), Kiss Kiss (1960) y More Tales of the Unexpected (1980). La acción de todos los relatos menos el mencionado transcurre en Nueva York o en algún lugar de Reino Unido y todos tienen en común un final sorprendente, la mayoría de las veces poco predecible, un lenguaje muy directo, nada artificioso, y una crítica a las personas avariciosas, mendaces y moralmente repulsivas, las cuales suelen sufrir algún tipo de castigo. Tal es el caso de «Placer de clérigo» [«Parson’s Pleasure»] y «El sibarita» [«Taste»]. Otras, como «El gran gramatizador automático», son muy ingeniosas. Esta se adelanta en más de medio siglo a los intentos de realizar trabajos intelectuales creativos por medio de la inteligencia artificial, de la que el autor, como un humano pleno —no abducido por la tecnología y sus defensores, hoy día un tipo ya bastante común—, reniega. «El hombre del paraguas» es una narración realmente ingeniosa y da ideas sobre cómo beber gratuitamente los días de lluvia. Algunos de los relatos poseen personajes o escenarios relacionados con el mundo del arte y demuestran unos gustos del autor, o al menos unos conocimientos, muy refinados.
            Todas las narraciones poseen la gran virtud de estar desposeídas de cualquier adorno superfluo ya sea en la forma o en el fondo. El autor va directamente a lo que quiere ir, captando la atención del lector desde el primer momento. Sorprende la atención que dedica Dahl a las formas y los movimientos de las aletas de la nariz de los personajes, parte de la fisionomía con la que debía estar obsesionado. Alguno de los relatos, como «Jalea Real» [«Royal Jelly»], puede considerarse de terror.
El resultado final es una lectura fácil, variada y muy amena.

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