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lunes, 19 de febrero de 2018

«Mañana en la batalla piensa en mí», de Javier Marías


(Imagen tomada de openlibrary.org)


MARÍAS, Javier, Mañana en la batalla piensa en mí, Barcelona, Anagrama, 1994; 367 págs.

            Novela escrita en primera persona desde un único punto de vista, con la salvedad del cambio momentáneo habido en la persona de Marta Téllez (págs. 39-42), cuando aún está con vida, se entiende; la escena de su muerte es realmente sobrecogedora. El narrador-protagonista se llama Víctor Francés Sanz. Se trata de un joven divorciado de posición económica desahogada a pesar de vivir de lo que escribe. En su caso escribe guiones para series de televisión y discursos para personajes públicos de primera fila. La novela está dividida en once capítulos. Como otras novelas de Marías que he leído, para mi gusto sufre de una hipertrofia reflexiva o intelectual, como si el autor fuera incapaz de escribir sin dejar plasmadas consideraciones que quiere, y son, profundas pero contribuyen a una frustrante ralentización de la acción. Tanto es así que a veces esa inclinación se le va de las manos y configura a todos los personajes de manera muy parecida intelectualmente, poniendo en su boca giros e ideas que parecen las mismas de Francés. Tal es el caso de los largos parlamentos de Only You (capítulo cinco) y Eduardo Dean Ballesteros (capítulo once). Para mí es inverosímil que personajes tan alejados social e intelectualmente posean las mismas preocupaciones vitales y léxicos tan parecidos.  
Algún capítulo contiene pasajes antológicos por su comicidad, sobre todo el número cinco (pág. 129-158). En él se narra la visita de Francés suplantando a Ruibérriz de Torres, un amigo vividor, a casa del Único, el Llanero, el Solitario, el Only You, personaje ficticio pero fácilmente reconocible. El personaje de Juan Téllez, padre de Marta (†), Gloria (†), Luisa y Guillermo, resulta muy entrañable y quizá sea el más logrado, tratado con más atención. Lo mismo podría decirse de Eugenio, el hijo de Marta.

            La acción de la novela transcurre en Madrid y Londres hace unos treinta años. El título proviene de Ricardo III, de Shakespeare (acto V, escena III).

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